Así voy a encontrar mi propósito en 2025

El Templo Interior

Suena la alarma. Pospones, 2 ó 3 veces.

Te despiertas. Coges tu móvil y miras instagram.

Otro día más.

Todo te recuerda lo vacía que está tu vida. Pero ni siquiera sabes qué harías distinto, ni qué camino quieres seguir.

  • ¿Emprender?

  • ¿Estudiar?

  • ¿O seguir el camino convencional, y pasar 50 años de tu vida dedicándote a un trabajo que no te llena?

Sabes que se te acaba el tiempo antes de convertirte en uno más de los que han tirado la toalla.

Duele vivir así. ¿Pero… tú qué haces al respecto?

Todo lo posible para dejar de sentir ese dolor, para dejar de pensar, y para que el día acabe lo antes posible… y volver a empezar otra vez.

Bienvenido al ciclo infinito de la ausencia de propósito

El ciclo infinito de la ausencia de propósito

Ruido → Confusión → Parálisis → Pánico → Desmotivación

Y vuelta empezar.

Cientos y miles de impactos de estímulos e información llegan a tu cerebro cada día. Y esto acaba generándote confusión, porque no eres capaz de distinguir lo importante entre tanto ruido.

La confusión dificulta tomar acción, además de que el temor a elegir el camino incorrecto te paraliza. Y cada vez más te invade el pánico, al ver que no avanzas y se te acaba el tiempo para poder hacer algo al respecto y cambiar tu vida.

Finalmente, agotado por esta espiral de caos, aumenta tu desmotivación, al ver porque otros tienen claro su camino y tienen éxito en él, mientras tú sigues aquí sin lograr nada.

¿Te suena, verdad?

Yo también he estado atrapado en este círculo vicioso de emociones en los últimos años, y especialmente en los últimos meses.

Y el motivo principal de este sufrimiento es que no has entendido las reglas del juego, no sabes cómo funciona verdaderamente el propósito.

  • Das por hecho que hay un único camino correcto para ti, y que tú lo desconoces. Esto aumenta la presión a la hora de tomar una decisión y limita tu toma de acción.

  • La vida que quieres no es compatible o coherente con todo lo que has aprendido desde pequeño. Expectativas, creencias, limitaciones, e incluso la idea del "camino correcto", que has ido adquiriendo a través de tus padres, del sistema educativo, y de tomar como referentes personas que tienen vidas que ahora no te gustaría tener. Esta incoherencia entre tus creencias y lo que quieres, genera miedo.

  • Atribuyes tu infelicidad al estado actual de tu vida. Pero la realidad es que tu infelicidad se debe mayoritariamente a la falta de perspectivas de cambiar tu situación, y no tanto a la situación en sí misma.

  • Tu confusión se debe a la falta de claridad. Cuando te sientes vacío, cualquier voz puede hacerse eco dentro de ti, especialmente si regalas tu atención a cualquiera, y dejas que entre el ruido, en lugar de filtrarlo.

Pero lo más importante:

Sentirte perdido es la primera fase natural en el camino a encontrar tu propósito. La fase 0.

Pero también es la más peligrosa. Ya que es en este punto en el que la mayoría "abandona" su búsqueda y toma el camino del "hedonismo", de la distracción, para dejar de sentir y recordar que no están satisfechos con sus vidas.

Y yo te voy a contar mi plan para salir de una vez del ciclo infinito de la ausencia de propósito, y encontrar tu camino de una vez por todas.

El Patrón oculto

Con 11 años me mudé a la otra punta de España.

No me resultó fácil encajar. Tenía inquietudes distintas al resto de niños, y la única forma en que me sentía validado —en este caso por mis padres y mis profesores— era gracias a mis buenas notas.

Ahí empezó a surgir una nueva motivación. Quería ser el mejor en mis estudios. Y de los 11 a los 23 años eso es lo que hice.

Mientras tanto, me planteaba qué querría ser de mayor. Primero quise ser policía, como mi padre. Luego oí hablar de la robótica, pero en cuanto estudié tecnología, supe que eso no me iba a gustar. Y, finalmente, con 17 años, un profesor me habló de la cuántica.

Eso despertó mi curiosidad. Empecé a tirar del hilo. Había dado con mi propósito.

De los 17 a los 28 años me he dedicado a la física. Primero estudié la carrera acabando entre los mejores de mi promoción, me aceptaron en la universidad Oxford para estudiar un máster en física teórica y cumplí el que probablemente había sido mi mayor sueño hasta la fecha. Después, empecé un doctorado en Madrid y he dedicado los últimos 4 años a la investigación en física de partículas para convertirme en doctor.

Y lo curioso es que, en los últimos 4 años he ido perdiendo mi conexión con este propósito. Es como si tras cumplir mi sueño, mi pasión se haya ido atenuándose cada vez más. Hasta morir. La muerte del propósito.

Y esto me ha llevado a querer cambiar el rumbo de mi vida tras casi 15 años enfocado en una sóla cosa, en un único propósito. Experimentando por primera vez en mi vida el “ciclo infinito de la ausencia de propósito”.

Y… aunque no es evidente, todo esto que te acabo de contar, sigue un patrón bastante concreto.

La espiral ascendente del Propósito

Siempre se tiende a hablar del propósito como una meta. Una misión para la que hemos nacido. Y que una vez la descubres, consagras tu vida a ello.

Pero ahí está el error. El propósito no es una meta. No es algo estático que espera a ser cumplido.

Es un proceso. Es dinámico. Y los objetivos que erróneamente solemos identificar con el propósito pueden ir cambiando, durar toda la vida, o incluso morir.

El verdadero propósito sigue un patrón de espiral ascendente:

Perplejidad → Curiosidad → Progreso → Maestría

Fase 0 - Perplejidad

Te sientes perdido.

Estás atrapado en el ciclo infinito de la ausencia de propósito, del que te he hablado antes.

Muchos abandonan sus metas en este punto, porque se mezcla la incertidumbre con la falta de progreso.

Algunos empiezan en esta fase desde niños, mientras otros caen en ella después de una infancia "exitosa", dedicada a su pasión.

En ambos casos el sufrimiento es profundo.

Y la forma de salir de aquí es eliminando por completo las distracciones, dejando momentos de silencio, introspección y aburrimiento.

Es la única forma de eliminar el ruído, de observar atentamente qué cosas de tu vida empiezan a llamar tu atención.

Así es como identificas problemas en tu vida, situaciones a resolver, y se planta la semilla del propósito.

Sí. Porque el propósito va de la mano de la resolución de problemas.

Fase 1 - Curiosidad

Empiezas a tirar del hilo de uno de esos problemas que has identificado en tu vida. Sólo uno, no te compliques.

Y si de verdad no tienes ni idea de por dónde empezar, prueba a:

  • construir tu físico

  • cuidar tu alimentación

  • fortalecer y desarrollar tu mentalidad

  • mejorar tu situación económica

  • o aprender una habilidad

No es casualidad que muchas personas empiecen a experimentar crecimiento a raíz de cambiar su físico y sus hábitos.

Eligiendo un problema a resolver es como empiezas a mover los engranajes del propósito.

El camino se irá dibujando ante ti a medida que actúes, no esperes verlo con claridad desde el principio.

Esto es como un puzle. Primero unes piezas consecutivas y con un patrón sencillo, que saltan a la vista. A medida que avanzas, vas uniendo esos pequeños bloques de piezas entre sí, y empiezas a percibir la imagen que encierra el puzle.

Lo importante es que en esta fase investigas, lees, y esencialmente, consumes contenido que te ayude a entender y resolver ese problema.

Vas experimentando con esos conocimientos, como si fuera un proyecto de investigación. Cometes errores, aprendes, observas, tomas nota de lo que ocurre, y vas viendo qué funciona y qué no, y cuáles pueden ser los motivos.

Y así es como pasas a la fase 2.

Fase 2 - Progreso

Tu entendimiento de tu problema y su solución es mucho más amplio que antes.

Has hecho progresos significativos, y se plantean 2 opciones.

  1. Has progresado lo suficiente, y ya no te interesa seguir profundizando en la resolución de este problema. Esto te llevaría de nuevo a la fase 0 en la que identificarás otro problema a resolver en tu vida.

  2. Tu motivación ha evolucionado, y ahora es algo más profundo lo que te empuja a seguir avanzando en este camino. Va creciendo cada vez más tu sensación de propósito. Y esto nos lleva a la siguiente fase.

Fase 3 - Maestría

En la fase de maestría se alternan etapas de alta dedicación e intensidad, en las que harás grandes progresos, con etapas de "mantenimiento" donde creas sistemas para afianzar esos progresos y a la vez dejas espacio para tu recuperación física y mental.

Y si no tienes esto en cuenta corres el peligro de quemarte.

Es en la fase de maestría donde más lejos vas a llegar. Puede durar años, o incluso toda una vida. Tu propósito puede ir evolucionando progresivamente o puede que lo exprimas hasta agotarlo, llegando a la denominada "muerte del propósito", que te llevará nuevamente a sentirte perdido.

Elevación de consciencia

Algunos problemas serán sencillos y los dejarás rápidamente atrás.

Otros te llevarán a perseguir una meta toda tu vida.

Otros se irán desarrollando en un proceso de años, como pudo ser mi caso, creando una profunda sensación de propósito… hasta que deja de tener sentido, llevándote a una profunda crisis.

Por suerte, ahora eres consciente de que el propósito sigue un patrón cíclico.

Que es un proceso dinámico.

Y que ese proceso se inicia en el momento en que empiezas a actuar, empiezas a resolver problemas.

Primero empiezas por problemas evidentes y sencillos de resolver. Vas progresando hacia otros más grandes, menos superficiales, o que incluso no eras consciente de que tenías.

Como el chico que estaba acomplejado con su cuerpo y decidió apuntarse al gimnasio. A los años trascendió su problema y se convirtió en entrenador personal. Tras años de dedicación, su emprendimiento creció hasta convertirse en una empresa de éxito. En el proceso nació su nueva pasión por los negocios y eso lo llevó al siguiente nivel.

¿Lo pillas no?

Progresas, te equivocas, aprendes y creces. Especialmente si vives prestando atención a lo que ocurre en tu vida.

En el proceso evolucionarás, desarrollarás nuevas inquietudes, surgirán otros problemas vitales, y así es como irás dirigiendo el rumbo de tu vida.

Construyendo la vida que quieres por medio de los problemas que eliges resolver, construyendo tu vida a medida que te construyes a ti mismo.

La felicidad es el sentimiento de que el poder aumenta, de que la resistencia está siendo vencida

F. Nietzsche

Feliz semana,

Jon

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