La pasión no es lo que buscas

El Templo Interior

Hace casi 6 años que empecé a entrenar en serio en el gimnasio.

Y qué tiene eso que ver con la productividad y el desarrollo personal, te preguntarás.

Todo.

Y es que resulta que el entrenamiento —si observas con atención— es un magnífico campo en el que desarrollarte y aprender cómo funcionan muchísimas otros aspectos de la vida.

Hoy quiero hablarte de una reflexión que escuché recientemente, en una entrevista a un culturista retirado al que admiro. No tanto por sus méritos deportivos (aunque también) como por su capacidad para tejer minuciosamente maravillosas reflexiones extraídas de su experiencia de vida.

El culturista en cuestión es Sergio Dufort y la reflexión que llamó mi atención aborda las diferencias entre la pasión y el amor, y la importancia de la actitud.

Pasión o Amor

La pasión es breve, fugaz, efímera. Tiene un tremendo poder creador. Todos en mayor o menor medida fuimos creados en un instante de pasión.

Pero cualquiera con cierta experiencia en el amor sabrá que la pasión no es suficiente. Que cualquier relación que tenga la pasión como único vínculo, está condenada desde el mismo instante en que surge.

El amor sin embargo es complejo.

El amor se construye. No es un resultado inmediato. Es el fruto de años de constancia, disciplina, paciencia y devoción, especialmente aquellos días en que las cosas parecen menos claras. Y por supuesto, también requiere de pasión, tanto al principio, como en momentos puntuales del camino.

Y esto va más allá del campo de las relaciones. Aplica al entrenamiento, pero también a la vida.

El amor en tus metas

Se suele idealizar el "dedicarte a tu pasión". Pero lo que nadie suele contar es que con pasión no basta.

La pasión es esa llama inicial necesaria para encender un fuego más grande y duradero. Es esa energía que te hace decidir seguir un camino, pero que luego parece abandonarte en cuanto surgen los problemas. También vuelve a aparecer en momentos puntuales de tu camino para recordarte que verdaderamente estás haciendo algo que amas.

Y esto es importante.

Toda gran meta requiere de algo más que pasión. Requiere precisamente de amor. Y permíteme que me repita a mí mismo unos párrafos más arriba:

"El amor se construye. […] Es el fruto de años de constancia, disciplina, paciencia y devoción, especialmente aquellos días en que las cosas parecen menos claras."

En mi caso he podido vivir esto en distintos puntos de mi vida.

Cuando me enamoré de la física, donde estuvo presente la pasión, y los 10 años posteriores en los que dediqué muchas muchas horas (quizás demasiadas) a tratar de entender y ser cada vez mejor físico.

También ha estado presente en mis 6 años entrenando en el gimnasio. O en mis más de 2 años dedicados a mi proyecto en redes sociales.

Sin embargo, en más de una ocasión mi camino ha estado dominado por la frustración y la insatisfacción.

Leyendo que el amor requiere de "constancia, disciplina, paciencia y devoción" es fácil caer en la autoexigencia, pensar que el amor es una batalla contra uno mismo, una ardua tarea, un sacrificio.

Pero nada más lejos de la realidad.

Cuando el amor es verdadero, se lleva con actitud. Y ese es precisamente uno de los ingredientes fundamentales y quizás la pieza perdida del puzle, la puerta de lo "intangible", de lo holístico.

Me he visto muchas veces buscando manuales de instrucciones "paso a paso" a problemas u objetivos complejos. Y lo que nunca supe ver, hasta hace poco, es que no hay más poderoso en el camino hacia tus metas que la actitud con la que afrontas esas tareas del día a día que han de conducirte hasta ellas.

La actitud es esencial en el amor, en el culturismo y en la vida.

El trabajo no siempre da frutos, pero siempre reconforta. El esfuerzo no siempre te lleva a ganar, pero te lleva a un lugar de tranquilidad.

La constancia hace que aunque no consigas las cosas por lo menos sientas que has hecho por conseguirlas.

Sergio Dufort

Feliz semana,

Jon

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